Si ya leíste el anterior artículo, recordarás que allí vimos las tarifas de traducción desde un punto de vista muy numérico.
Ya vimos que era una forma de ver las tarifas, ¿verdad?
Pero no es la única…
En este artículo veremos las tarifas desde otro punto de vista, que quizás te sorprenda: a través del conocido dilema del prisionero, que he rebautizado como dilema del traductor, porque lo vamos a aplicar a nuestro campo profesional.
El dilema del prisionero es un problema de la teoría de juegos que, después de enunciarse por primera vez a mediados del siglo xx, sigue asombrando a quien le dedica un poco de tiempo a entenderlo.
Te lo quiero contar rápidamente y luego lo aplicamos a las tarifas de traducción, ¿de acuerdo?
El dilema del prisionero
Es un problema típico engendrado por matemáticos. De hecho, John Nash (conocido por la película A Beautiful Mind protagonizada por Russell Crowe) ganó el premio Nobel de matemáticas por dedicarse a resolver problemas de juegos.
¡Seguro que se lo pasaba pipa jugando con sus formulitas!
Es de premio Nobel, sí, pero lo que vamos a ver hoy es muy sencillo y te aseguro que entenderlo te resultará muy gratificante y útil para decidir tu tarifa de traducción.
El dilema del prisionero demuestra que dos personas totalmente racionales podrían no cooperar, incluso si eso supone perder ambas.
¡Vamos allá!
Imagínate una cárcel con dos prisioneros incomunicados, cada uno en su celda, y que se les va a acusar de un delito del que son compinches.
A cada uno se le propone lo siguiente:
- Si uno de los dos confiesa el delito, entonces el prisionero confeso saldrá libre de la cárcel, mientras que el otro cumplirá una pena de 3 años de cárcel.
- Si los dos prisioneros confiesan a la vez (recuerda que están incomunicados y no saben lo que va a hacer el otro), entonces ambos cumplirán una pena rebajada de 2 años de cárcel.
- Si ninguno de los dos confiesa, entonces cada uno cumplirá la pena mínima de 1 año de cárcel.
Para entenderlo mejor, podemos verlo en la siguiente matriz, siendo P1 y P2 los prisioneros:
Puedes ver que la mejor situación común sería que ninguno de los dos prisioneros confesara su delito (la pena total de cárcel sería de 2 años), pero lo interesante que es ninguno sabe cómo va a reaccionar el compinche.
Individualmente, a cada prisionero le convendría confesar, de ese modo saldría libre de la cárcel, ¡excepto si el compinche confiesa también!
Porque lo peor para los dos prisioneros sería que los dos confesaran a la vez, ya que la pena total de cárcel sería de 4 años.
¿Qué harías tú en el lugar de uno de los prisioneros?
El dilema del traductor
Vamos a trasponer el dilema del prisionero a algo que podemos llamar el dilema del traductor, algo más relacionado con nuestro mundo profesional.
Aquí no hay prisioneros convictos, sino dos traductores tratando de ganarse sus ingresos mensuales.
Hay un cliente que les pide la tarifa para 2 documentos de 20 000 palabras cada uno.
Al igual que los prisioneros, aislados cada uno en su celda, los dos traductores no saben qué tarifa dará el otro, y saben que el cliente asignará el trabajo de traducción al traductor con el mejor precio.
Si un traductor pone una tarifa alta, sus ingresos subirían, pero corre el riesgo de que la tarifa de la competencia sea más baja y se quede sin trabajo y sin ingresos…
Aquí, ¿qué harías, querido traductor?
Lo vemos también con una matriz, en la que los traductores son T1 y T2.
Por poner datos numéricos, vamos a suponer una tarifa alta de 2 €/palabra y una tarifa baja de 1 €/palabra, como ves, todos son números redondos, nada que ver con la realidad.
Puedes ver que lo mejor para los dos traductores sería que los dos ofrecieran la tarifa alta, porque cada uno ganaría 40 000 € traduciendo uno solo de los dos documentos.
Si uno de los traductores ofrece una tarifa menor, entonces se lleva todo el trabajo, los dos documentos, pero consigue los mismos ingresos que en el caso anterior. Es decir trabaja doble para ingresar lo mismo. Por supuesto, el traductor caro no ingresa nada y es el que sale perdiendo…
El peor escenario para el conjunto de los dos traductores es que ambos oferten la misma tarifa baja: ambos tienen ingresos, pero comparado con mejor escenario, tienen que trabajar proporcionalmente el doble.
Con evidentes simplificaciones, este juego es parecido a lo que sucede muchas veces en realidad, tanto a traductores autónomos como a agencias de traducción: no sabemos cómo va a ofertar la competencia y la duda puede hacernos bajar la tarifa de traducción. También es cierto que lo mejor para todos nosotros sería que todos ofertáramos la tarifa alta, de este modo el cliente repartiría los trabajos existentes entre los traductores.
Como en la vida misma, hay una variante del dilema que consiste en repetir la jugada. Si este juego se repite varias veces, y los traductores recuerdan las experiencias anteriores, el traductor con la tarifa alta «aprende» a bajarla para poder tener ingresos en algún momento. En cuanto al traductor de la tarifa baja, es posible que vaya subiendo la tarifa para ir probando si así consigue aún más ingresos. Un traductor baja la tarifa y otro la sube, lo cual no debe sorprendernos mucho.
Este es el dilema que tenemos: necesidad de salir parados lo mejor posible y la imposibilidad de ponernos de acuerdo como competidores.
- ¿Te suena algo que haya traductores del mundo real que «tiran» los precios de traducción?
- ¿Te suena que haya traductores que se quejan de estos traductores con tarifa baja y que van en contra de la profesión?
- ¿Te suena que los primeros traductores dicen que cada uno es libre de elegir su tarifa?
Conclusiones del dilema del prisionero
El dilema del prisionero, o del traductor, en general de cualquier profesional que preste servicios, nos enseña que no siempre hacemos lo mejor para nuestro grupo, y que a veces podemos actuar de forma egoísta, pero también contraproducente para nuestros intereses.
Si en el anterior artículo vimos cómo calcular la tarifa de traducción para poder permitirte tu estilo de vida, en este hemos introducido la componente de la competencia, aderezado todo con una buena guarnición de desconocimiento de qué va a hacer el competidor.
En el próximo artículo veremos las tarifas de traducción desde otro punto de vista, e incluiremos más elementos de la vida real.
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Si te interesan las tarifas, te doy un par de recomendaciones:
- Lee los otros artículos de tarifas de este mismo blog. Los tienes todos si filtras por «tarifas» en la nube de etiquetas (columna derecha del blog).
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PD.: antes de que me lo preguntes, el tipo con gafas de la foto de arriba no soy yo, ¿vale?
🙂
Derechos de la imagen con el prisionero en la portada, de Fotolia.
Simpática aplicación de la teoría de juegos a la profesión. Un saludo!
😉